Sam Altman y el beso que hackeó Coldplay: ¿Amor o error 404
Ay, qué tiempos estos en los que un concierto de Coldplay, esa banda que insiste en vendernos emociones de postal, se convierte en el escenario de un culebrón tecnológico. En el Gillette Stadium, durante su enésima gira "Music of the Spheres" –que, francamente, suena a manual de autoayuda cósmica–, la cámara de besos, ese invento para torturar a los asistentes con su propia incomodidad, atrapó a Sam Altman, el gurú de OpenAI, en un momento que no sé si calificar de ridículo o simplemente humano. Y claro, el mundo, que ya no distingue entre un chisme y una revolución, se ha puesto a hervir.